miércoles, mayo 28, 2008

Una Rayuela en Tsunami Tango

- ¡Qué ojos!- dijo el Tota mientras me codeaba y reía cómplice, más que conmigo con su fernet. Mientras, una mujer de hermosas curvas se acercó a nosotros y me miró como reconociéndome, a lo que respondí con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza a modo de saludo. Al rato la saqué a bailar, y nuestros cuerpos encajaron a la perfección, importante indicio de que con el trato adecuado podría convencerla de alguna indecencia.

Cortázar y el tango están estrechamente relacionados. En su obra literaria se encuentran a menudo ambientes tangueros con sus personajes, su lunfardo, su temática (léase por ejemplo “Las puertas del cielo”), además de ser letrista de ciertos tangos que musicalizó Edgardo Cantón, y que interpretara el cuarteto de Juan Cedrón a mediados del siglo pasado. Es más: Edith Aron, quien inspiró el personaje de “la Maga” en Rayuela, lo conoció, según cuenta en un reportaje que leí hace tiempo, ejecutando tangos al piano a bordo de un barco.

No puedo decir que leí mucho a Cortázar. Leerlo mucho es leerlo todo. Lo leí hasta el cansancio. Sucede que me canso rápido. Como de tantas cosas, como tantos otros. Pero me hacía sentir, en la edad en que uno aún no vive, en que todo es potencia y tan blanco o negro, en que el amor es una idea confusa, una película yanqui. Lo admiré tanto que afirmaba que es el mejor cuentista de todos los tiempos, cuando todavía emitía juicios absolutos.

Me senté a su mesa y hablamos trivialidades, cumpliendo las formas propias de un flirteo tanguero, en el que se dice mucho con el cuerpo y poco con palabras. Unos días después estábamos viviendo este amor que amenaza ser fugaz, por milonguero. Ella se parece a él, tiene su mirada. Quizá me enamoré influenciado por ciertas fotografías, como aquellas que le sacara a Julio la señora Sara Facio. Ella no tiene una belleza convencional, lo sé. Pero me hace sentir, eso no entienden mis amigos. Me hace sentir, ahora que el amor es real, y no una idea confusa. Ahora que no es una película yanqui. Ahora que veo Europa-Europa.

Ramiro Pereyra by "El chamuio, el tango desde la docta"